Mucho se ha escrito de este pueblo, el Inca[1] (Inka
o Inga), pero de lo que voy a tratar en este breve artículo dista mucho de
versiones oficiales, siendo esta una breve profundización de esa verdad
intrínseca que se exime cuando la profundidad de la temática remueve los
pilares de la “Verdad”. Las especulaciones vertidas sobre este campo, el de la
verdadera revelación de los pueblos precolombinos, son numerosas, prevaleciendo
la infamia de la literatura “oficial”, pretendiendo imponer ante todo una ÚNICA
VERDAD sin dar opción a una revisión socio-antropológica de lo acontecido por
los verdaderos pobladores de “Las Américas”, o como bien diría el Prof. Jacques
de Mahieu, Huitramannaland[2].
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D. Pedro de Cieza de León, en ‘Las Crónicas
de América’ mantiene que en Perú, se distinguieron dos tipos distintos de
indios, unos de carácter indómito y otros domésticos: “Muchos se espantan cómo estos indios, teniendo muchos dellos sus
pueblos en partes dispuestas para conquistarlos… como han salido tan indómitos
y porfidiados… A lo cual diré que todos los indios sujetos a la gobernación de
Popayán han sido siempre behetrías[3]. Son flojos, perezosos
y sobre todo aborrescen el servir y estar subjetos… y por esto sirven cuando
quieren y es en su mano la guerra o la paz… Los del Perú sirven bien y son
domables porque tienen más razón que éstos y porque todos fueron subjetos por
los reyes ingas, a los cuales dieron tributo, sirviéndoles siempre, y con
aquella condición nascían…”.
Primera edición de la 'Crónica del Perú' de Don Pedro de Cieza de León, 1553.
Visión que el Prof. Jacques de Mahieu
modificó tras los estudios realizados a lo largo del continente americano.
El diplomático y escritor chileno D. Miguel Serrano
hace también referencia a la misma teoría, la que yo autodenomino “El Retorno
de los Dioses Blancos…”
Las leyendas sobre los Dioses Blancos es algo
que podemos comprobar con énfasis a lo largo de todo el continente americano,
desde Tenochtitlán hasta la provincia de Bio-Bio en el sur de Chile.
En una de las conversaciones que mantuvo
Irene Klatt con Don Miguel Serrano, le narró la siguiente historia sobre el
Impero Azteca: “Desde hacía mucho tiempo
que los aztecas esperaban el retorno de Quetzalcoatl, el Dios Blanco, el
Hombre-Dios… que había prometido retornar… Mas, el que venía en esa casa
flotante era Hernán Cortés, barbado y blanco como el mítico Quetzalcoatl…
Moctezuma no le combatió y él destruyó el Imperio de Tenochtitlán”.
—Historia vinculada con lo acontecido en el
Perú—, Irene prosiguió narrando: “Quetzalcoatl
no volvió más, se trasladó al otro extremo del mundo y reconstruyó el Imperio
de Tiahuanacu, con los ‘atumarunas[4]’, los verdaderos
autores de los ‘caminos del Inka’ ”.
El motivo de narrar estos dos enfoques sobre
el Imperio Inca, el del colonizador hispano y la historia a posteriori sobre
“mitología precolombina”, es ni más ni menos con la idea de extraer la conclusión
más clara sobre los antecedentes de la “visión de los vencidos”, o mejor dicho,
parte de su Welstanchauung[5] para llegar a
comprender el ocaso (en parte voluntario) de esa gran civilización, provocado
bajo las manos usurpadoras del colonialismo hispano-católico.
La idea, por parte de una cultura avanzada
con ascendencia elevada en la jerarquía del pueblo, sobre el retorno de los
Dioses Blancos, motivo que en parte, la zona más culta y evolucionada, la cual
permanecía fiel a su tradición, se desprotegiera e incluso recibiera con manos
abiertas a los colonizadores. Creyendo de esta manera, que era Viracocha el que
venía, pues en todo momento la leyenda del retorno de Viracocha[6] o
Wiracocha[7]
estaba plasmada en la mitología Inca, más bien, y por lo comprobado sobre casi
toda la cultura precolombina, citando al profesor C. G. Jung, me atrevería a
decir que se hallaba inmersa en el
inconsciente colectivo de los habitantes de Huitramannaland. Quizás lo que mento como mitología o el uso del
inconsciente colectivo, no dejan de ser conclusiones falsas o una suma de la
realidad cognoscible, puesto que por una vez podríamos estar hablando de que
esos Dioses existieron como entidades físicas, quizás siglos antes de la
llegada de los españoles[8].
En todas las antiguas leyendas de los pueblos
de los Andes aparece un individuo barbudo, de piel blanca, envuelto en halo de
misterio. Aunque sea conocido por distintos nombres en diversos lugares, se
trata siempre de la misma figura: Viracocha.
Esa fe inquebrantable de la mayor parte del
pueblo Inka, fue la que motivó a una rendición sin condiciones, proporcionó a
los conquistadores de Pizarro la ventaja estratégica y psicológica que
necesitaban para dominar a las fuerzas incas, numéricamente superiores.
Por otro lado encontramos esos pueblos, que
como bien narra D. Pedro de Cieza de León, no les importa combatir porque no
aceptan ningún tipo de caciquismo, quizás por vivir de una manera… ¿“anárquica”?
Claramente la falta de tradición, orden,
disciplina, cultura,… les hace en este caso menos débiles en cuanto al
sometimiento frente al enemigo, pero de nada les sirve, pues realmente y a
pesar de las narraciones sobre dicho pueblo, su decadencia era inevitable por
carecer de principios básicos, por lo que a la larga, si no debido al Imperio Español,
hubiesen involucionado por propia inercia, demostrado está, que a pesar de su
altivez carecían de estrategia frente a los colonizadores.
Caso contrario es el del protagonista del
artículo, Atahualpa, el mestizo, siendo un caudillo Inka, que como tal, hizo
uso de todos los medios posibles para frenar al enemigo invasor, y por
inferioridad tecnológica sucumbió ante Pizarro, no antes de haberle derrotado
en una gran batalla. Posteriormente le dieron muerte y sepultura bajo el rito
católico.
Atahualpa Yupanqui
Ya nombraban los cronistas su bravura y
carácter indómito: “… Atahuallpa cruel y
vengativo;…hombre de más ánimo y esfuerzo….…se determinó de reinar, y por ello
quebrantar las leyes que sobre ello a su usanza estaban establecidas por los
Incas”.
Esta pues, es la tercera y última visión de
los vencidos, la visión de Atahualpa el último caudillo Inka.
[1] Según los cronistas el
verdadero nombre del pueblo es INGA, pero tras la llegada de los españoles el
nombre declinó en INCA, a posteriori el Prof. De Mahieu argumentó que el
verdadero nombre es INKA basándose en los descubrimientos europoides de
vestigios de cultura vikinga en América del Sur, y atestiguando que el imperio
Inca es descendiente en parte de los vikingos. Ante una desigualdad lingüística
como tal y sin menospreciar ninguno de los nombres mentados anteriormente, a lo
largo del artículo haremos mención a los tres, dando de dicha manera una
pluralidad lingüística de carácter antropológico al escrito.
[2] “Tierra de Hombres
Blancos”. Este término escandinavo fue usado por primera vez por los vikingos
cuando visitaron América. En un mapa de 1515 figura el término latinizado como Albania (La Blanca).
[3] Sin cacique o señor.
[4] De Mahieu nos dice que
atumaruna o atumuruna es el nombre que los indígenas dieron a los blancos que
vinieron a reconstruir Tiahuanacu, significando "cabeza de luna",
"cara pálida", como el apelativo que los pieles rojas norteamericanos
dieron también a los blancos. Hatun también significaría gigante, del
escandinavo yötun o norres.
[5] Cosmovisión de mundo,
esencia,…
[6] Es nombre germano o norrés,
compuesto de ver (hombre, vir latino) y cocha, deformación indígena de Gott,
Dios. Verr-Gott (Hombre - Dios),
según Miguel Serrano.
[7] El mismo nombre Wira-Cocha
provendría de dos raíces germánicas: Wirth (Blanco) Goth (Dios). Wirth Goth =
Wiracocha = Dios Blanco, según la teoría del profesor de Mahieu.
[8] Hace referencia a la teoría
de los papas irlandeses, seguida de la venida de los vikingos y por último los
Templarios, según la Jacques de Mahieu, ellos serían los Dioses del pasado,
principalmente los papas irlandeses y los vikingos.
Disculpe este comentario que no tiene nada que ver con la entrada del blog, señor Quesada.
ResponderEliminarEs para preguntarle si se van a recuperar de algún modo los proyectos editoriales de ediciones Camzo. Había varias obras que tenían anunciadas que eran de gran valor y que sería muy bueno ver publicadas, aunque fuera por otras editoriales como Ojeda o Retorno.
Estimado amigo, disculpa la demora en contestar pero acabo de ver tu mensaje, no se como es posible que haya pasado tanto tiempo sin haberme dado cuenta. Si no tienes molestia escríbeme el mail de la editorial Camzo, que aún no lo di de baja y comentamos lo que me preguntas. Un saludo y gracias por tu interés.
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