Primera Parte
Las primeras migraciones de la raza boreal
tomaron dos grandes rumbos, uno de Norte a Sur y otro de Occidente hacia
Oriente.
Portaron el mismo
espíritu, sangre e idénticos sistemas de símbolos, signos y vocablos.
La primera oleada alcanzó
por un lado América del Norte, donde
hallamos su presencia entre la tribu de los indios Mandan (Missouri), megalitos
de carácter céltico en Nueva Inglaterra o las ruinas vikingas en L’anse Aux
Meadow[1].
L'anse Aux Meadow, yacimiento y reconstrucción del poblado vikingo, situado en la punta septentrional de la Isla de Terranova, Canadá.
Sobre la presencia de
restos arios en Groenlandia podemos rescatar el siguiente texto del Congreso
americanista de Nancy el 22 de Julio de 1875: M. Waldemar Schmidt, profesor de la Universidad de Copenhague,
comunica al Congreso manuscritos groenlandeses con croquis hechos por los
indígenas y recogidos por M. Rinck, antiguo inspector en Groenlandia. Estos
croquis iluminados reproducen escenas de la vida doméstica de esos indígenas y
episodios de sus leyendas nacionales. Se
ven gigantes vestidos con pieles de animales, grandes monos luchando con
hombres, marinos que atraviesan los aires en piraguas volantes...
El orador habla en seguida de la colonización de la Tierra verde[2] por los
islandeses del siglo X, y en apoyo de las tradiciones y de los documentos
históricos presenta diferentes objetos sacados de las antiguas tumbas
escandinavas del Groenland: una piedra negra, sobre la cual se ve una
inscripción rúnica de 1837, piedra encontrada en el 72° de latitud Norte; una
cruz, y un tejido de lana, cuya perfección atestigua un origen europeo.[3]
Y por otro lado, las
regiones septentrionales de Eurasia.
En las islas del norte del Japón, más concretamente en Yezo y Sakalina nos encontramos con el fenómeno de la etnia ainu, se les atribuye ser la primera población que vivió en las islas niponas, conservando a día de hoy unas características genéticas propias, que indican una diferenciación arcaica frente a las demás poblaciones contemporáneas de la zona. Los restos arqueológicos más antiguos se han encontrado en la isla de Hokkaïdo, datados del año 5000 antes de Cristo. Jean François Galaup (1741 - 1788) describió a los ainu como una población muy parecida a los blancos europeos, ya que su piel es de color blanco curtido, ojos en ocasiones oscuros, castaño claros y algunos hasta verdosos, pelo abundante, barba espesa y sin rasgos mongoloides, pese a sus pómulos elevados[4].
En las islas del norte del Japón, más concretamente en Yezo y Sakalina nos encontramos con el fenómeno de la etnia ainu, se les atribuye ser la primera población que vivió en las islas niponas, conservando a día de hoy unas características genéticas propias, que indican una diferenciación arcaica frente a las demás poblaciones contemporáneas de la zona. Los restos arqueológicos más antiguos se han encontrado en la isla de Hokkaïdo, datados del año 5000 antes de Cristo. Jean François Galaup (1741 - 1788) describió a los ainu como una población muy parecida a los blancos europeos, ya que su piel es de color blanco curtido, ojos en ocasiones oscuros, castaño claros y algunos hasta verdosos, pelo abundante, barba espesa y sin rasgos mongoloides, pese a sus pómulos elevados[4].
Estatua del jefe de la aldea ainu de Shiraoi, sus atuendos recuerdan a los vikingos.
Ainu actual, notese la frondosa barba frente a la carencia de bello facial característica de los pueblos mongoloides.
Miles de años después
hubo una segunda oleada que avanzó a América central. Situándose su gran
mayoría en la extinta Atlántida de Platón, desde la Atlántida se extenderían a
lo largo y ancho del continente americano, pues se rescata de la tradición de
los distintos pueblos precolombinos, donde las leyendas y recuerdos hablan de
Quetzalcoal, Viracocha y otros tantos nombres otorgados a los conocidos Dioses Blancos así como los mitos de los Nahua,
Toltecas, Aztecas,... referente a la patria más allá del Atlántico[5], —tierras
que coinciden con las de sus reyes y héroes.
Mapa que muestra la supuesta ubicación de la Atlántida así como las migraciones que de ella supuéstamente surgieron.
Es posible que estos
pueblos alcanzaran Europa Occidental en el paleolítico, correspondiendo las
leyendas con la llegada de la raza divina a Irlanda, los Tuatha de Dannan, guiadas
por el héroe de rostro solar.
Otras oleadas de
civilizaciones nórdicas avanzaron de noroeste al sudeste, hacia la cuna de la
civilización indoeuropea, llegando hasta China, donde los vestigios de la
civilización conocida como aria o
indoeuropea se encuentra en la similitud que ciertos arqueólogos observaron en
las excavaciones, —como por ejemplo, los descubrimientos en la provincia de
Xinjiang de cuerpos momificados[6], en
alto estado de conservación en los que “...
los arqueólogos apenas podían creer lo que veína...”[7], pues las momias
tenían narices y cráneos largos (dolicocéfalos), pelo rubio o rojizo, labios
finos y rasgos de parentesco ario-boreal.
"El Alba de la Civilización: la revolución del radiocarbono y la Europa prehistórica", obra del Prof. Colin Renfrew donde analiza los movimientos migratorios en Europa en relación a las pruebas del radiocarbono. Ediciones Istmo, 1986.
El Dr. Victor H. Mair
de la Universidad de Pensilvania dijo: “Debido
a que los cuerpos encontrados son sin duda de la familia indoeuropea y porque datan de un periodo lo suficientemente
antiguo como para tener relación con la expansión de los indoeuropeos desde su lugar de origen, juzgaran un papel crucial en
la determinación del mismo”.
Asimismo la tipología
étnico-racial de estos individuos iba acompañada de otro hallazgo, pero esta
vez de carácter lingüístico, puesto que los idiomas que se asociaron a dichos
descubrimientos arqueológicos así como los que se ubicaron por aquel entonces
en algunas provincias del noroeste chino eran de tipología germánica y céltica.
Por lo que de Norte a
Sur y de Este a Oeste surgieron por irradiación, adaptación y dominación,
civilizaciones que en el origen tuvieron la misma impronta, sangre y una
espiritualidad que residía en las élites. Estableciendo esta raza conquistadora
una jerarquía, como en el caso de India, Irán, Egipto, Perú...
[1] Paraje
situado en la punta septentrional de la isla de Terranova. El investigador
noruego Helge Ingstad y su esposa (arqueóloga) Anne Stine hallaron en 1960
restos de una aldea vikinga.
[2] Greenland =
Groenland = Groenlandia
[3]
Revista Europea - Año II, Tomo V, nº 85, págs 599-600. Madrid, 10 de octubre de
1875. Boletín de las Asociaciones Científicas. Congreso americanista de Nancy.
22 de Julio de 1875.
[4]
Actualmente solo quedan 15.000 ainu, y tan solo el 3%
representan en verdad a la raza leucoderma en Japón. Paulette Marquer – Las
razas humanas. Págs. 159 – 160. Alianza Ed.
[5]
El nombre de Océano Atlántico le fue otorgado al
susodicho en el siglo XVII.
[6]
Datados entre los siglos XX y IV antes de Cristo.
[7]
New York Times.