Comentando y contestando a la
Sr. Patricia Matey
El presente texto
de Patricia Matey sobre la influencia de la TV en la conducta de la progenie
argumenta que las modificaciones de conducta en los niños y adolescentes están
guiadas por los patrones televisivos.
Temática que considero
es de gran interés social debido a que en la sociedad en la que vivimos, cada
día más, la preocupación hacia la juventud va en aumento. La progenie es la base
de la sociedad futura y si los cimientos no son sólidos el futuro puede
presentarse con bastante inestabilidad. Un árbol debe ser enderezado desde sus
inicios, en ningún caso debe ser forzado —directa o indirectamente— a doblarse,
su fruto depende de hasta como se planta la semilla y la calidad del agua que
se utiliza para regarlo.
El Texto esta
tratado con profundidad haciendo alusión a estudios realizados y datos
estadísticos, escrito de forma clara y coherente, asimismo el registro
lingüístico usado por su autora facilita su comprensión.
En mi opinión varios
son los factores que influyen en el comportamiento de la progenie, nunca hay
que olvidarse del factor genético.
El Estudio de
Gemelos de Minnesota realizado por Thomas J. Bouchard es un ejemplo de ello,
donde dos gemelos son separados al poco de nacer y viven en diferentes hogares,
no conociéndose nunca siguen las mismas pautas de comportamiento a lo largo de
sus vidas, coincidiendo incluso en poner el mismo nombre a su mascota y similar
nombre a su primer hijo (James Allen – James Alan).
Thomas J. Bouchard
No obstante el Prof.
Philippe Rushton afirma que: “la herencia cuenta con un 97% de las diferencias
en huellas digitales y el medioambiente tan solo con un 3%. Las actitudes
sociales son un 40% herencia, un 60% medioambiente. El CI es
de 70% de herencia y un 30% del medioambiente”.
Una de las principales obras del Prof. J. Phillip Rushton: "Raza, Evolución y Comportamiento".
Teniendo en cuenta
estos datos científicos esclarecedores, podríamos aportar nuevas
consideraciones, quizás más esclarecedores al artículo de Patricia Matey, pero
no sin antes aclarar el punto sociológico de la conducta adquirida de los niños
y adolescentes —pudiendo incluso añadir también a los adultos.
La sociedad actual
ha aceptado unas obligaciones impuestas por la modernidad que adolecen de ser
precarias en lo cultural. Sin tener la necesidad de usar unos instrumentos para
nuestra vida cotidiana, el Sistema nos ha generado unas necesidades que no
existían, dichas necesidades han repercutido socialmente en la población
generando una dependencia de éstas necesidades creadas y se han impuesto de
manera global, contribuyendo así al fomento y desarrollo del concepto-idea de
Globalización.
La normalización
social de estas necesidades creadas conlleva a que el individuo que no las use
quede desplazado de la vida social, aislado, por consiguiente a dicho individuo
se le está imponiendo el uso de dichas necesidades creadas.
Nadie imagina una
vida si un televisor en casa, ni sin un móvil, videojuegos, Ipad, Internet,
redes sociales… La dependencia es total y absoluta, sin embargo los libros cada
día son menos comprados y leídos, el distanciamiento hacia lo que durante
siglos ha sido el mayor medio de cultura está siendo desplazado por una
“matrix” que todo lo absorbe. “Matrix” encabezada por la televisión y acentuada
por Internet, pero no sin antes ser ratificada por la población, la cual,
siguiendo sus designios (designios marcados por los mass media) cada día más dejan que sus hijos sean “educados” por la
“caja tonta” y videojuegos, acentuándose de esta manera un empobrecimiento
intelectual y físico.
La Sra. Matey menta
que “los padres españoles no controlan lo que sus hijos ven en la TV”, pero por
mucho que se esté pendiente de lo que los niños ven en la televisión,
difícilmente se puede a día de hoy evitar los mensajes que en horario infantil
emiten todas las cadenas, puesto que muchos de estos programas son los que
están de “moda” y evitarlo enviaría al niño/adolescente a la marginalidad
social.
Y ahora en este
momento, es cuando un niño haciendo uso de esa “imitación de comportamientos
positivos” que nombra la autora del texto, compra un libro y comienza a leer, y
es en ese preciso instante cuando sus compañeros lo califican como freaky. En algún caso puntual el niño
haciendo uso de su innato agôn continuará
leyendo, pero por desgracia la mayoría de jóvenes, queriendo formar parte de un
colectivo, como seres sociables que somos, cederá ante lo que dictamina la
“norma(-lidad)” y dejará el libro en un estante cogiendo polvo.

No quisiera
terminar mi reflexión sin antes hacer alusión a la influencia de la televisión
en las actitudes sexuales. Cierto es que lo que “te meten por el ojo” con el
tiempo y la constancia al final uno se lo acaba comprando, la publicidad para
ello es efectiva y como bien comenta la autora del texto, el incremento de la
obesidad se debe en gran parte a la necesidad creada artificialmente por los
anuncios televisivos, la moda, el consumo de ciertos vicios legales… son el pan
de cada día en la sociedad de consumo en la que vivimos, llegando hasta el
punto que ciertas compañías de videoconsolas incitan en sus anuncios a comprar
su producto aludiendo a que sirve para hacer deporte… (¡que locura!).
Pero como bien he
mentado anteriormente, no debemos olvidar el factor genético y medioambiental,
sobre todo cuando tratamos las conductas sexuales, por lo que le aconsejaría a
Patricia Matey que preste más atención a los problemas de estrogenización
alimenticia que desde muy temprana edad están sufriendo nuestros jóvenes.